jueves, 8 de diciembre de 2011

Memorias de un preso republicano

Por Dibujando la Memoria (de J. Kalvellido)

A mi abuelo, Manuel de la Peña Piñeiro
Esta es su historia. Él no pudo contarla,
así que yo recojo el testigo.

Es posible prepararse para la derrota, él ya lo había hecho; pero nadie puede estar preparado para la represión y la venganza. Alimentar el odio, dejarle crecer en los corazones, regarle con miedo y con rencor, cada día, golpe a golpe, discursos a discurso, condena a condena… Abrir un abismo insondable entre las víctimas y los verdugos, un abismo de horror, impotencia y desesperanza.

La cárcel es fría, piedra en los corazones, cuerpos hacinados, miradas perdidas, puños apretados, piernas temblorosas. El hedor es insoportable. Llega al estómago, y allí se instala hasta provocar náuseas. Y luego, en la boca, un sabor a metal y jugos gástricos.
La noche ha caído sobre ellos, una noche muy larga y muy feroz, una noche sin tregua ni alborada…Cárceles, rejas, cadenas.Muros, tapias, cementerios. Hombres escuálidos, tristes.
Hambre, miseria y silencio


 Escribir, escribir… Es la única forma de sobrevivir a la barbarie, a la soledad, a la tortura, a la muerte.
“Escribe Carmiña, escribe…” Y gracias a las cartas y los versos, que van y vienen como pájaros blancos surcando la memoria y el desastre, el aire se hace un poco respirable entre muros, tapias y cielos imposibles. Escribiendo conjura la amargura, la pena de saberse entre barrotes, con un futuro incierto y una condena injusta, incomprensible. ”La guerra, madre, la guerra”… Los versos del poeta, también encarcelado, golpean sus sienes.

Él nunca ha empuñado un arma, nunca ha hecho daño a nadie. Es demasiado joven para que su cabello se haya vuelto blanco, un mechón por cada día encerrado entre rejas, por cada condena a muerte revocada, por cada abrazo no dado a sus seres queridos, por esa juventud arrebatada en vano.

Ahora sólo las palabras lo salvan del abismo, le hacen reconocerse como hombre, no olvidarse de quién es, de quién ha sido. Es fácil sucumbir al derrotismo, cerrar los ojos y dejarse llevar.
Ha ganado la España grande y libre, y ahora ejecuta, impune, su orquestada revancha. Él es sólo uno más, una pequeña pieza de un oscuro y sórdido engranaje basado en la violencia y en el miedo, en el silencio y en la delación. Es fácil sucumbir a la mentira de que ahora todo el mundo vive en paz, es fácil creer, es fácil rendirse y renunciar.
A su lado dormita un maestro asturiano que trajeron hace unos días (¡qué terrible pecado pretender enseñar a los niños, sin cruz ni catecismo, a buscar las respuestas en los libros prohibidos!). Entre los dos ha nacido una hermosa complicidad, una fraternidad de la injusticia que les ayuda a soportar las penas.

Se han llevado al maestro. En su catre ha dejado doblado un poema:”Para tu álbum de penas”, escrito con una caligrafía impecable. Nunca volverán a verse. Pero eso él no lo sabe, como no sabe, ni tan siquiera acierta a sospechar, que será su nieta, muchos años después, la que saque a la luz ese poema, la que lo lea una y otra vez buscando en él la hermosa semblanza del que fuera su abuelo (“delgado, cimbreño, de líneas escuetas/ los ojos enormes, las manos inquietas…”).

De aquellos hombres no quedan nada más que las palabras, los poemas que escribieron, vencedores del odio y de la rabia. Nadie podrá quitarles lo que fueron. Su victoria es perdurar en nuestra memoria, aunque haya quien no lo entienda, quien no sepa la importancia de abrir las ventanas y dejar volar todas las palomas, tanto tiempo encerradas. Si les negamos ser reconocidos, si no les concedemos el merecido homenaje de ser recordados, entonces su dolor y su sacrificio habrán sido en vano, y eso si que, sus hijos y sus nietos, no vamos a consentirlo.

Todos los versos están sacados del libro Poemario a dos voces, Manuel de la peña Piñeiro y Marisa de la Peña, ed. La factoría de ediciones.
Texto: Marisa de la Peña

jueves, 24 de noviembre de 2011

Un Quijote de La Memoria

Periódico Página/12
Domingo 13 de noviembre de 2011.

UN QUIJOTE DE LA MEMORIA

Darío Rivas tiene 92 años. Llegó de niño a la Argentina y a los años se enteró de que su padre, alcalde en la provincia de Lugo, había sido fusilado por los fascistas. Hace un año inició una causa que pretende llevar a la justicia universal, ahora al otro lado del Atlántico. En una entrevista con Página/12 cuenta por qué lo decidió.

Por Rocío Magnani

Darío Rivas se despidió de su padre a los nueve años, cuando lo subieron a un barco rumbo a Buenos Aires. Lo volvió a perder a los 17, fusilado por oficiales franquistas, según le comunicaron en una carta; y le dijo adiós, por tercera vez, hace seis años, en el cementerio de Loentia, Galicia, donde logró enterrarlo tras décadas de búsqueda. Pero el hombre, gallego de raza, no se conforma ni olvida. Tiene casi 92 años y encabeza en la Argentina, donde vivió casi toda su vida, una denuncia para que los crímenes del franquismo no queden impunes. Pide justicia por su padre, Severino Rivas, que fue alcalde del ayuntamiento Castro de Rei, en la provincia de Lugo, cuando lo detuvieron y luego fusilaron “por traición a la patria”, el 29 de octubre de 1936.

El sol deslumbra la casita de rejas verdes de la calle Caxaraville, en Ituzaingó. Cruzando los primeros dormitorios, Darío Rivas espera en un banco de piedra del jardín, con la vista perdida o, quizás, la memoria aferrada a algún recuerdo. Viste de traje, corbata celeste y chaleco de lana. Acaba de regresar del centro porteño y, a pesar de los casi 92 años que cumplirá en febrero, lo hizo en tren. Sobre una mesa ratona de su living, amontona algunos artículos sobre su último viaje, en agosto pasado, a España, para participar de un foro en la Universidad de Salamanca. Además, aprovechó la visita para sumarse a la Ronda de la Dignidad en Puerta de Sol, que se hace cada jueves, en simultáneo con la que realizan las Madres de Plaza en torno de la Pirámide de Mayo. En esa manifestación denunció que a más de 75 años del inicio de la Guerra Civil, “los culpables no han sido juzgados, el gobierno de España no busca a sus desaparecidos y muchos niños secuestrados no conocen su verdadera identidad”. “Eso es una vergüenza, no de España sino de la humanidad –cree Rivas–. Es dejar vivo el antecedente de un genocidio impune que van a pagar las generaciones futuras. Por eso, si no lo hacen ellos, como debería ser, lo haremos desde aquí”, desde Argentina. “Lo haré yo, un viejo, desde Ituzaingó”, se ríe.

“(Francisco) Franco prometió antes de morir que detrás de él todo iba a quedar ‘bien atado’. Y así fue. En España siguen viviendo la dictadura franquista. El hizo las leyes, nos impuso el tipo de gobierno que quiso (monarquía parlamentaria) y nombró al rey (Juan Carlos de Borbón) como su sucesor. Dos años después de su muerte, en 1977, los funcionarios de la Falange sancionaron la Ley de Amnistía, que establece que nadie puede ser juzgado por crímenes políticos cometidos en esa época. Y desde entonces no cambió nada”, asegura Rivas a Página/12.

–Usted vino de muy chico a Buenos Aires...

–Cuando tenía nueve años.

–¿Qué recuerdos tiene de su padre?

–Y... de él me acuerdo mucho. Recuerdo que era un padre excepcional para esa época. Me ha llevado al teatro cuando yo era sólo un niñito de aldea para que conociera algo del mundo. Vivíamos bien. Yo era el más chico de nueve hermanos, mi madre había muerto cuando tenía cinco. Por ese tiempo, además de labrador, mi padre hacía durmientes para el ferrocarril. De todos modos, él sabía que mi futuro en España iba a ser malo y como acá tenía tres hermanos, me subió al barco. Cuando llegué al país, no había pisado nunca una escuela.

–Su padre, ¿ya era alcalde cuando usted emigró?

–No, eso fue unos años después, pero mi padre ya era un hombre de respeto. Cuando la República ganó las elecciones, lo primero que él hizo como gobernante fue traer un maestro del Estado y habilitar nuestra casa para poner la escuela. No cobraba ni alquiler, ni nada. En una oportunidad en que llego a España, un amigo mío me dice: “Oye, yo estudié en tu casa”. Y yo: “Mira qué negocio, tú estudiaste en mi casa, y yo tuve que hacer 12 mil kilómetros para ir al colegio”. Cuando llegó Franco, a los primeros que mataban era a los maestros, porque como daban un poco de inteligencia, los calculaban comunistas, rojos o lo que sea.

–Y él era socialista, ¿no?

–No. Ahí te equivocás, nena. A él le gustaba ayudar a los pobres y practicaba el socialismo del corazón, no como estos caudillitos de la sociedad española que dicen que son socialistas y no lo son. ¿Qué es ser socialista? ¿Zapatero es socialista? ¿El, que no hace nada para que se juzguen los crímenes de Franco? El socialismo hay que practicarlo con el corazón, no hablando. Si no, es una farsa. Hace algunos años, el ayuntamiento de Castro de Rei decidió ponerle el nombre de mi padre a una calle en homenaje a sus actos. Entonces, hicieron una evaluación de su gestión y lo que descubrieron es que le sobraban méritos. Así que allá está, la Rua Severino Rivas.

–¿Por qué actos lo distinguieron?

–Mi padre le daba algo de propiedad (de tierras) a la gente que no tenía nada que comer para que sembraran. Porque España fue un país feudal y se pasó hambre, aunque no lo dice nadie. Los únicos que comían eran los curas, los militares y los señores feudales. Estaba lleno de gente con tuberculosis. A mi padre primero lo procesaron por revolucionario porque no permitió que la gente pagara impuestos en una feria. El recaudador le preguntó por qué se metía y él respondió: “Pero si esta gente no vendió nada, ¡cómo le vas a pedir los impuestos y encima aumentados!”. Entonces el recaudador llamó a la Guardia Civil, que llegó a caballo, montando de a dos, y para reprenderlo, lo atropellaron. Mi padre no era hombre que se dejara tratar de esa forma, así que los bajó de la montura a los golpes. La conclusión del asunto: lo llevaron a la cárcel.

–¿Cómo se enteró de su asesinato?

–A los 17, por carta. Yo sabía que algo así podía pasar porque los militares en España siempre son los mismos: estudian para matar y casi toda la vida se les concreta la idea. Es un defecto de nacimiento, y no sólo de los españoles. Peor, si después no se condenan sus crímenes. En la Universidad de Salamanca me preguntaron si yo perdonaba a España... Y si perdonar significa callar u olvidar, no, yo no perdono. Yo acuso. Porque a España no le debo nada y porque si hago esto es por esperanza, jamás por rencor. Por eso, si el juicio no fuera bien o hubiera problemas, yo voy a renunciar a la ciudadanía española con una declaración por la permanente injusticia que se vive todavía.
Buscar verdad

“Papá, descansa en paz, te lo pide tu hijo mimado.” Esas palabras fueron las que, tras décadas de incertidumbre sobre el paradero de los restos de su padre, Darío logró grabar el 19 de agosto de 2005 sobre la lápida de la tumba de Severino Rivas Barja, a quien “asesinaron el 29 de octubre de 1936 los falangistas”. La placa concluye: “Volvió a casa para descansar en Paz”. Para ello, primero hubo que rastrear y exhumar sus restos.

–¿Cómo los encontró?

–Estaba de viaje en España en 2004, cuando entramos con mi sobrina a una casa de recuerdos en Portomarín. La mujer que atendía me contó que de muy joven había visto un hombre asesinado y tirado en la carretera, el cuerpo estaba tapado con un gabán. Yo recordaba que mi hermana le había regalado uno por esa época. Enseguida fui a ver al carnicero, que me llevó a ver a otro viejito que vivía al lado del cementerio y tenía enterrado a su padre allí. Pero mi padre resultó que estaba escondido detrás de una capilla de Cortepezas, a tres kilómetros de Puerto Marín.

–Empezó a investigar...

–Claro. Empecé con los viejos de esa zona y, entre ellos, uno recordaba haber visto su cuerpo tirado en la carretera y le tocó velarlo. El sabía dónde lo habían enterrado. El procedimiento de los falangistas era matemático para todo el mundo. Secuestraban, iban y sacaban a la persona de la casa, lo llevaban y lo mataban. Después, lo tiraban en la cuneta de la carretera boca arriba para escarmiento del pueblo. Y como no podía quedar el cuerpo allí, le avisaban a cualquiera para que después lo enterraran donde ellos decían.

–¿Hubo que reunir pruebas para que se autorizara la excavación?

–Sí, pero para eso estaban los registros del Archivo Histórico, que decían que lo fusilaban por “oposición a la autoridad” y “traición a la patria”. Están todas las constancias con las firmas de los falangistas, cuando le pedían al ejército y rogaban a Su Señoría que condenaran a Severino Rivas por traición a España. Cinco tiros le dieron los falangistas a mi padre, que por entonces tendría 58 años. Yo pensaba: “¡Pero cómo es que juzgan (así) a mi padre, si es que los traidores de la patria eran Franco y toda su camarilla!”. Finalmente, y con la ayuda de la Asociación de la Memoria, pudimos exhumar sus restos y enterrarlo en el panteón de la familia, en Loentia.

–Pasó casi dos tercios de su vida buscando a su padre, ¿cómo vivió las horas de exhumación?

–Tenía una gran ansiedad porque los restos habían quedado justo donde caía el agua desde la pendiente de un techo, fue muy poco lo que se recuperó y se tardó mucho tiempo. Pero sentí un gran alivio, estaba cumpliendo con mi padre. Mucha gente puede preguntarse para qué llevar flores al cementerio, si el muerto ni se entera. Pero soy yo el que necesito llevar las flores, no el muerto. Yo necesitaba encontrar algo de mi padre. Era como un mandato y una necesidad humana mía.

–¿Desde chico sentía esa necesidad?

–No, no te olvides que una cosa es cuando sos joven. Sabía que no me gustaba lo que había pasado y no pensaba volver a España nunca más. Era odio con el país porque me había tenido que ir para poder vivir, porque España no me mandaba al colegio, no me daba de comer y porque España me había robado a mi padre. Pero cuando fueron pasando los años, viajé a España y empecé a querer saber. Allá nadie me hablaba de mi padre. Había un silencio no cómplice, pero sí temeroso.

–¿Cómo es eso?

–Mis hermanos sabían dónde estaba y se llevaron el secreto a la tumba porque temían que yo hiciera algo y que me mataran a mí también. Recuerdo que la primera vez que volví a España fue en 1952, por pedido de mi mujer, que quería ver a una tía que tenía allá. Desembarcamos en el puerto de La Coruña y lo primero que vi fue a las mujeres de luto. Todas las mujeres y algún hombre de negro también, parados en la acera. Y es que iba a pasar un personaje, el mismísimo Franco, el animal ese en su coche blindado, rodeado de moros con capas de lujo haciéndole escolta. Ostentando, entre toda esa gente que había perdido a sus seres queridos. Todo era luto en España. Había mucho miedo.
Buscar justicia

Ahora, Darío Rivas quiere que los crímenes del franquismo no queden impunes. Aunque España no los juzgue, la causa que impulsó, que ya suma una decena de querellantes, apelará a los principios universales que impiden que los crímenes de guerra, por ser de lesa humanidad, prescriban.

–¿Por qué España nunca logró juzgar los crímenes de la Guerra Civil?

–Durante la dictadura, el pueblo no se animó a reclamar porque literalmente te cortaban la cabeza, ¿pero hoy? Por un lado, está la complicidad de ciertos sectores. Muestra de eso es que en el Parlamento se hayan negado en julio pasado a derogar la Ley de Amnistía de 1977 o que le hayan iniciado un prevaricato al juez (Baltasar) Garzón por tratar de investigar. Ni siquiera la Real Academia Española quiere reconocer a Franco como dictador.

–¿Y por la otra parte?

–Hay una idiotez del pueblo. En España se han perdido los sentimientos: los jóvenes no protestan por la impunidad y, a los viejos, Franco les puso tanto pánico que todavía algunos le temen hoy, en democracia.

–¿Qué quisiera que se logre con esta denuncia?

–Hay 113 mil cuerpos desaparecidos, 30 mil niños secuestrados, 2500 fosas sin abrir en las que se acumulan los cuerpos a montones. En el cementerio de Zaragoza se fusilaron 1500 contra el paredón. Es una vergüenza. Quiero que se juzgue al franquismo. Eso sería agarrar a los que queden vivos y hacer que Franco quede en la historia como un dictador y un criminal de lesa humanidad, y no en un mausoleo turístico del “Valle de los Caídos”. Que los cadáveres se recuperen para ser entregados a sus familias como héroes, y no como víctimas, porque no murieron producto de un accidente, fueron asesinados por un dictador. Muchos españoles piensan que si hay cuerpos en fosas comunes, “por algo será”. Yo no quiero que ese pensamiento exista. Me recuerda lo que escuchábamos acá en la dictadura: “Algo habrán hecho”.

martes, 20 de septiembre de 2011

"La Maleta Mexicana"



La cinta, de Trisha Ziff, fue proyectada en San Sebastián.
Aborda "La Maleta Mexicana" el exilio durante la Guerra Civil Española.

Notimex, Afp y Dpa


Periódico La Jornada
Martes 20 de septiembre de 2011, p. 9

San Sebastián, 19 de septiembre. La cineasta Trisha Ziff presentó hoy en el Festival de Cine de San Sebastián su película La maleta mexicana, con el propósito de contribuir a la memoria histórica sobre el tema de los asilados en México por la Guerra Civil española. Este lunes se proyectaron Los pasos dobles, del director español Isaki Lacuesta y el pintor Miguel Barceló, y The Deep Blue Sea, del británico Terence Davies, que compiten pr la Concha de Oro.

En los cines Príncipe, donde se presentan las películas de la sección Made in Spain, Ziff hizo un homenaje a los fotógrafos, porque gracias a su trabajo, dijo, puede preservarse la memoria histórica.

Más de 4 mil 500 negativos

El documental aborda la historia de unas cajas que se perdieron a comienzos de los años 40 y que contenían más de 4 mil 500 negativos sobre la Guerra Civil, de los fotoperiodistas Robert Capa, David Chim Seymour y Gerda Taro, originarios de Hungría, Polonia y Alemania, respectivamente.

Foto
Robert Capa, camino a Omaha Beach el 6 de junio de l944. Foto tomada de Doscenturias.com

Ziff, nacida en Inglaterra, recordó a dos de sus amigos: un fotógrafo que recientemente murió en Libia y "mi amigo y mentor, Baltasar Garzón, quien ahora no puede ejercer".

Señaló: "La importancia de estar en este festival es mostrar mi película al público español y conocer su reacción".

Al referirse a los 4 mil 500 negativos de Capa, Taro y Chim Seymour, que fueron encontrados en un departamento de la ciudad de México, Ziff aseveró: "Son sólo una parte de mi proyecto. Para mí, cuando México abre sus puertas a los refugiados españoles, es igual de importante que la historia de los negativos. Estos son algo simbólico, su ruta es la de la gente que sale de España", subrayó.

Explicó que la película está dividida en tres partes: una es la de los negativos, la otra el exilio y la tercera lo que pasa en España hoy en relación con la memoria sobre ese suceso. "Esta última es una parte importante de la historia; hay una persona que quiere saber qué pasó y otras que dicen que no, que el pasado no es relevante, que es el presente lo que importa", afirmó.

"Ojalá que mi película pueda decir a la gente que es importante conocer el pasado", insistió.

Refirió que en México hay una comunidad de exiliados, que ya son mexicanos, y ellos saben qué pasó en España, guardan la memoria, "pero aquí los chicos no saben nada, no tienen idea de lo que ocurrió. En España, la memoria se perdió", afirmó.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Un pueblo toledano homenajeará "a los caídos por Dios y por España"

Públicado el 2 de septiembre de 2011 en el diario "Público".

El acto, en el que participará el Ejército, se llevará a cabo durante las fiestas de la localidad de Méntrida.

El Ayuntamiento toledano de Méntrida ha organizado un "Homenaje a la bandera y a los caídos por Dios y por España", en el que participará el Ejército, que ha provocado el rechazo del Foro por la Memoria e IU, que han pedido a la ministra de Defensa y a la Subdelegación del Gobierno que lo eviten.

El programa de las fiestas patronales de Méntrida incluye un "Homenaje a la bandera y a los caídos por Dios y por España" el miércoles día 7, en el que participará una sección del Regimiento de Transmisiones y otra de Música bajo la presidencia del general de Brigada Juan Valentín Gamazo de Cárdenas.

El propio Ayuntamiento, gobernado por el PP, ha remitido hoy información a los periodistas sobre este acto, que se enmarca en las fiestas patronales del municipio, aunque ha variado ligeramente la denominación de la actividad quedando como "Homenaje a la bandera y a los caídos por España".


Tras la polémica levantada el alcalde de Méntrida, José Sánchez, ha pedido disculpas y ha asegurado que se ha hecho una "mala interpretación" del acto. El alcalde, convencido de que la polémica ha surgido por la inclusión de la palabra "Dios" en el título del acto, ha insistido en que esto no se ha hecho con "ninguna maldad", aunque, ha admitido, no ha sido "acertado".

Por su parte, el presidente del Foro por la Memoria de Toledo, Emilio Sales, ha remitido a la ministra de Defensa, Carme Chacón, un escrito para que evite la participación del Ejército en este acto.

Sales considera "asombroso" que el Ejército "se preste a asistir a actos de homenajes a golpistas" y considera que este hecho "no tiene parangón en ninguna democracia de nuestro entorno político".

Asimismo, la concejala de IU en Méntrida, Concepción Lozano, ha solicitado a la Subdelegación del Gobierno en Toledo que suspenda este homenaje "por suponer un acto ilícito de apología y enaltecimiento de régimen franquista y el levantamiento militar de 1936".

Argumenta que la expresión "caídos por Dios y por España" refleja "uno de los elementos simbólicos de la memoria del régimen franquista" teniendo en cuenta que después de la Guerra Civil se colocaron placas con este lema en numerosos municipios de España "en homenaje o memoria de los que apoyaron el levantamiento y al régimen dictatorial que gobernó España".

También cita que el artículo 5 de la Ley Orgánica reguladora del Derecho de Reunión (1983) mandata a la autoridad gubernativa a suspender las reuniones o manifestaciones que se consideren ilícitas de conformidad con las Leyes penales.

jueves, 8 de septiembre de 2011

18 de Julio

Publicado en El Barquito de Nuez el 18 de julio de 2011.
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Hace setenta y cinco años, unos cuantos (en representación de otros tantos, ocultos como de costumbre) le robaron sus armas a todo un pueblo y las voltearon en su contra. Nada nuevo. Hasta que recordamos que aquel pueblo no sólo no se agachó sino que alzó la voz y no se calló (ni cayó) ni al verse abandonado por todo y por todos, al contrario, continuó gritando entre aciertos y errores, defendiendo lo que con su sangre de todos los siglos se había ganado ya.
La muerte también tiene su talón de Aquiles, lo puede todo sólo si el olvido la acompaña. Para que el grito que ahora todos quieren ignorar no quepa en un diccionario biográfico, basta con que los que de la tragedia nacimos no olvidemos nunca nuestra extraordinaria suerte -que a ellos no acompañó, ni por su ausencia los amedrentó-, y que lejos de convertirla en motivo o justificación para la apatía, sea el aire que se necesita para expulsar cada palabra con fuerza, y así siempre irá por nuestra cuenta que, hasta que las leyes -y no sólo la Historia, que ya lo ha hecho- pongan a cada quien en su sitio, ninguna fecha como la de hoy tenga un sólo minuto de silencio en ningún lugar, todo lo contrario: el grito en el cielo, el grito en la tierra o allí en donde haga falta, hasta que por fin ya no haga falta más y, entonces sí, podamos dejarlos descansar.


“En 1936, el pueblo español tomó la palabra, por primera vez en la Historia. Instintivamente, atacó primero a la Iglesia y a los grandes propietarios, representantes de una antiquísima oposición. Quemando las iglesias y los conventos, matando a los sacerdotes, el pueblo designaba con toda claridad a su enemigo hereditario.
Del otro lado, del lado fascista, los crímenes eran cometidos por españoles más ricos y más cultivados. Eran cometidos -el ejemplo de Calanda puede extenderse a toda España- en mayor número, sin verdadera necesidad, con una frialdad mortal.
Eso me permite decir hoy con cierta serenidad que, en el fondo, el pueblo es más generoso. A nadie se le escapaban las razones que tenía para sublevarse. Si durante los primeros meses de la guerra me horrorizaron ciertos excesos cometidos en el lado republicano (nunca he intentado ocultarlos), muy pronto, a partir de noviembre de 1936, se instauró un orden legal y cesaron las ejecuciones sumarias. Por lo demás, nosotros hacíamos la guerra contra los rebeldes.
Toda mi vida me ha impresionado enormemente la famosa fotografía en que, ante la catedral de Santiago de Compostela, se ve a unos dignatarios eclesiásticos, revestidos con sus ornamentos sacerdotales, haciendo el saludo fascista junto a varios oficiales. Dios y la patria están allí codo con codo. No nos traían más que represión y sangre. (...)
Lo que me digo ahora, mecido por los sueños de mi inofensivo nihilismo, es que el mayor desahogo económico y la cultura más desarrollada que se encontraban al otro lado, en el lado franquista, hubieran debido limitar el horror. Pero no fue así. Por esta razón, a solas con mi dry-martini, dudo de las ventajas del dinero y de las ventajas de la cultura.”

- Luis Buñuel (Calanda, España 1900 -
Ciudad de México 1983), Mi Último Suspiro (1982).


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Juan C. Muñoz,
Ciudad de México,
lunes,
dieciocho de julio
de dos mil once.

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viernes, 15 de abril de 2011

Los niños de la Guerra Civil española en Dinamarca. Por Jose Ceballos (02/12/2010).


Desde pequeña sentí curiosidad por las cosas que mi madre contaba sobre su estancia en Dinamarca durante la guerra civil y la emoción y el cariño con que ella recordaba al pueblo danés. Hace cinco años me decidí a conocer un poco más sobre su historia. Escribí a la embajada danesa para saber si ellos podían proporcionarme algún tipo de información y me remitieron al “Museo del Obrero”, uno de los más importantes de Copenhague, donde se conserva gran parte de la historia de este grupo social desde los inicios de la revolución industrial. Envié un e-mail al museo solicitando información y me contestó la Sra. Dorte Hansen, agregada cultural del museo, que muy amablemente se ofreció a ayudarme, iniciándose así nuestra correspondencia. Entre la documentación que me envió se encontraba una lista de 122 niños y niñas en la que se encontraban el nombre de mi madre y mis tíos como parte del grupo que en 1937 había sido acogido en aquel país. Tras un año de correspondencia con la Sra. Dorte, que para entonces ya estaba muy implicada en mis investigaciones, mi madre y yo decidimos viajar a Dinamarca. El hecho de ir acompañada con un protagonista directo de aquellos hechos me facilitó mucho las cosas. A nuestro regreso tuve la oportunidad de publicar un artículo en el periódico El Comercio de Asturias  y fue así como contacté con varios de los supervivientes de aquella experiencia, que me ayudaron con sus recuerdos a esclarecer esta parte de la historia del exilio republicano. Comencé entonces a reconstruir la historia de estos niños desde su salida de Santander hasta su regreso a casa.
 
En agosto del 37, cuando la guerra civil española estaba en pleno auge, se creó “El Consejo Nacional para la infancia evacuada” con la intención de poner a salvo a los más pequeños; más tarde se creó “El Comité Internacional de Coordinación”, porque los niños estaban siendo repartidos por diferentes países. Estos organismos dependían del Ministerio de Instrucción Pública y los niños de entre 5 y 15 años podían ser inscritos en las oficinas de “Asistencia Social”, que se hallaban en la calle Hernán Cortés, nº9,entresuelo, antes llamada calle General Espartero, para enviar a los niños temporalmente a Francia.
 
El día 1 de Agosto de 1937, salió de la estación de Bilbao, situada en la Plaza de las Cachabas, un tren cargado de niños con el emblema de la cruz roja en el techo de cada vagón. Este convoy iba en dirección a Gijón (Asturias).  Desde Santander salieron niños vascos que se encontraban refugiados allí y, sobre todo, cántabros, que se unieron a un numeroso grupo de niños asturianos en el puerto del Musel en Gijón. Allí les esperaba un barco carbonero francés, llamado Ploubalanec, que los llevaría a Burdeos. Salieron de Gijón al atardecer, escoltados por dos barcos ingleses. Todos recuerdan el miedo que pasaron porque los buques nacionales el  “Almirante” y el “Cervera” les persiguieron en su salida; incluso recuerdan el sonido de las bombas que estos lanzaron a modo de amenaza. Llegaron al puerto de Pauillac, cerca de Burdeos, a media mañana del día 2. Después de darles algo de comer los llevaron en tren hasta Saint-Cloud, en Val d’Or, cerca de París, donde fueron alojados en una antigua fábrica de coches acondicionadapara la ocasión,junto con miles depersonas, entre niños y adultos. Allí fueron alimentados y vacunados. Tras mes y medio de estancia en Francia los niños fueron distribuidos a otros países. Al despertar la mañana del 21 de septiembre, cada niño tenía un cartel a los pies de la cama con el destino que les daban: Rusia o Dinamarca. Así se seleccionó el grupo de 122 niños entre vascos, cántabros y asturianos.
 
Durante nuestra visita a Dinamarca pude comprobar la implicación que el pueblo danés había tenido desde el inicio de la guerra civil en España. La opinión pública danesa conocía la terrible situación que se estaba viviendo en España gracias a la labor de la “Fundación Matteoti“, una de las primeras organizaciones creada en París para ayudar a los niños españoles, y más tarde se creó un comité en Dinamarca, “The Danish Nationalwide Collection for the help for distressed spanish women and children”, que se encargó de colectar y gestionar las ayudas enviando tanto ropa como comida para las mujeres y niños refugiados en las colonias españolas situadas en Cataluña.
 
En Julio de 1937, el encargado de negocios español en Dinamarca había pedido al Comité de ayuda danés que se hiciera cargo de alguna colonia de niños en su propio territorio, ya que la situación en Francia era insostenible. En respuesta a esta petición se creó el “Comité para la residencia de los niños españoles en Dinamarca”, y el Ministro de justicia dio su visto bueno para albergar de forma temporal un pequeño grupo de niños españoles. Uno de los personajes implicados en este comité fue el socialdemócrata Hans Hedtoft-Hansen, miembro del Parlamento y lider de la fundación Matteoti. El Comité se encargó de recoger fondos para el mantenimiento de los niños. La colecta de estos fondos comenzó de forma tradicional, pidiendo contribuciones a todo el pueblo danés. Por 50 coronas al mes podían apadrinar uno o varios niños. Esta opción fue muy bien acogida entre particulares, centros de trabajo, compañías y asociaciones de distinta índole. Las contribuciones de juguetes y ropa eran bien recibidas también. La campaña iniciada por el Comité tuvo un gran apoyo popular, incluso el Rey de Dinamarca y empresas como la Compañía cervecera Calsberg apadrinaron niños españoles.
 
Mi madre y yo tuvimos la oportunidad de comprobar que todos los periódicos de la época dedicaban una o varias columnas diarias a los distintos incidentes de la vida de los niños. Frases como “estos valientes pequeños refugiados” o“con sus grandes ojos marrones”, algo exótico en aquel país Nórdico, eran comunes en la prensa diaria.
 
Los niños, acompañados de algunos maestros y maestras españoles, fueron enviados en tren hasta Dunkerque. Allí fueron embarcados en el A.P. Bernsdorff hasta Esbjerg y, finalmente, Copenhague. El día 22 de septiembre llegó un primer grupo 14 niñas y 56 niños; el día 29 del mismo mes llegó el segundo y último grupo, con 52 niños más. Todos coinciden en que el recibimiento fue muy cariñoso. Al llegar al puerto les regalaron una banderita danesa y una bolsa de golosinas. A su paso por todas las estaciones desde Esbjerg, a través de la isla de Fionia, hasta Copenhague la gente salía a recibirlos en todas las estaciones. Los niños fueron alojados en un colegio situado en Ordrup, una zona residencial a las afueras de la capital. El día 20 de Octubre un grupo de 30 niños, los más mayores, fueron enviados a un colegio de verano en la playa de Hasmark, en Odense. Esta colonia era mantenida por sindicatos locales y un buen número de comerciantes que lesproporcionaban distintos materiales. La vida de los más pequeños en Ordrup estaba muy bienorganizada. Los niños tenían clases, impartidas por profesores españoles, gimnasia, talleres, excursiones, visitas, y todos participaban en la limpieza y organización de la colonia. Tenían además un equipo de fútbol que llegó a ser muy famoso en las competiciones organizadas por los colegios de los alrededores.
 
Entre las cosas que más les impresionaron de aquel país algunos recuerdan las escaleras eléctricas que aún no existían en España; otros, el poder contar con agua corriente, o la cantidad de comida que les servían hasta saciarse.
También pudimos visitar el colegio San Andrés, en Ordrup, donde habían estado alojados, pero fue imposible para mi madre reconocer el edificio, ya que había sido parcialmente destruido durante la 2ª Guerra Mundial.
 
Visitamos la Biblioteca más grande de Dinamarca, situada en un pueblo cercano a Copenhague, donde pudimos consultar, incluso fotocopiar, unos libros donde se registraban los nombres de los niños, su procedencia, su edad y sus respectivos padrinos. Cada niño tenía entre 4 ó 5 que podían ser empresas, asociaciones o particulares, que se encargaban de las distintas necesidades, e incluso los llevaban a sus casas en los periodos vacacionales. Asimismo pudimos consultar un libro donde quedaron registrados los análisis médicos que les realizaron a su llegada, con datos como la altura, el peso, el estado de su dentadura, etc.
 
Entre el profesorado español desplazado a Dinamarca para encargarse de la enseñanza de los niños estaban Filomena Ruiz Rebollo, Cionin Ruiz Rebollo y Luis Cubel; más tarde se incorporaron Alexandre Solana Ferrer y su mujer.
El director era Zabala, un personaje argentino que había sido campeón de maratón. Todos le recuerdan como una persona dura y cruel que les golpeaba y castigaba a menudo y sin motivo. A los pocos meses de su estancia en el campamento fue descubierto cuando intentaba, aprovechando un viaje del equipo de futbol, pasar a los niños a territorio alemán para entregárselos al gobierno de Hitler, que pretendía dárselos a Franco, y fue expulsado. Su puesto fue ocupado por D. Jesús Revaque Garea, hasta entonces exiliado en Francia. D. Jesús Revaque era un maestro de Valladolid afincado en Santander. Había sido director del colegio Menedez Pelayo, y además de que muchos de los críos ya habían sido alumnos suyos en Santander, enseguida supo ganarse el cariño de todos los niños y adultos de la colonia. El resto de la plantilla lo formaban 8 personas danesas, entre ellas Krag-Müller, un veterano jugador de fútbol internacional que se encargaba de las clases de gimnasia y deportes.
 
A finales del mes de mayo los niños son reunidos de nuevo en el colegio de Vejstrup, cerca deSvendborg, en plena naturaleza y muy cerca de la playa. Por un lado, el colegio de Hasmark tenía que iniciar su función habitual como campamento de verano para niños daneses y, por otro, el colegio San Andrés de Ordrup había incrementado mucho el alquiler. En este nuevocolegio se concentraron 96 niños. Los periódicos mencionan que algunos de los niños habían sido devueltos a Francia al poco tiempo de llegar, que otros habían sido reclamados por sus padres al lograr salir de España, que dos regresaron para unirse con sus hermanos en un campamento francés y tres fueron adoptados por familias francesas, mientras que una de las niñas, Dionisia Contreras Larena, de 9 años y natural de Portugalete, había muerto. Todos los protagonistas con los que he podido hablar recuerdan este episodio como algo muy triste, aunque ninguno recuerda como ocurrió, ni cuál fue la causa de su fallecimiento. En este nuevo campamento los niños continuaron con sus clases y actividades, además de ir a la playa, organizar excursiones y reuniones en las que recitaban poesías, cantaban, representaban pequeñas piezas o bailaban bailes tradicionales de su tierra para entretener a sus visitantes. La vida de los niños trascurría apacible y feliz, ajenos a los problemas que su presencia estaba provocando en el gobierno danés.
 
El gobierno de Franco en Burgos mostró un gran interés en la repatriación de los niños, pero dado que no existían relaciones diplomáticas entre los gobiernos danés y franquista, el embajador alemán, Alfred Tweede, actuó como mediador, solicitando una lista completa de los niños, que le fue denegada por el ministro de asunto exteriores danés.
 
En Abril de 1938, la presencia de los niños españoles se convirtió en un tema candente dentro del Parlamento danés. El Sr. Purshel, un parlamentario simpatizante con el régimen fascista, defendía en la postura alemana de entregar los niños al gobierno de Franco y reconocer así la legitimidad de éste, según habían hecho ya Inglaterra y Francia. Por su parte, el Sr. Larsen, comunista, y el Sr. Hancroft, socialista, defendían la estancia de los niños. En Agosto, el comité se reunió con el delegado de la España Republicana en Dinamarca para decidir el futuro de los niños y acordaron finalmente enviarlos a Francia, entre otras razones porque la situación política en Dinamarca era muy delicada, así como por problemas financieros, ya que resultaba más barato mantener la colonia en Francia, además de ser más fácil la repatriación desde allí.
 
El 24 de septiembre los niños abandonaron su colonia en Vejstrup. Todos recuerdan que fue un día muy triste. Le entregaron a cada uno una maleta con sus iniciales llena de ropa, regalos y un pequeño libro que contenía fotos y detalles de su vida en Dinamarca, además de una carta de despedida escrita por el comité, donde les expresaban su tristeza y su deseo de un feliz regreso a casa. El trayecto a Francia fue el mismo que habían realizado un año antes. Fueron albergados en el castillo de Bessy cerca de París. Esta nueva colonia se mantenía con fondos daneses, gestionada por “la Comisión Internacional para los niños españoles evacuados”, cuyo lider era el Sr. Solana Ferrer y el supervisor danés, el Sr. Henrik Seedorff, de la embajada de Dinamarca en París.
Allí se intentó en todo lo posible que los niños continuaran con su vida diaria, clases, talleres, deportes, etc.
 
Varios niños, sobre todo los mayores, fueron enviados a otros campos, otros se reunieron con sus padres, y la colonia acogió a otros pequeños necesitados.
Un gran número de niños abandonaron el campamento el 30 de Abril de 1939, entre ellos mi madre y sus dos hermanos. Un año más tarde, el día 1 de Abril de 1940, la ayuda danesa fue definitivamente interrumpida por el estallido de la 2ª Guerra Mundial. Muchos de los niños que quedaban fueron trasladados a otros campamentos en Francia o Bélgica, de acuerdo con el desarrollo de la Guerra Mundial; otros regresaron a casa por su propia cuenta. Algunos fueron retenidos en la frontera con España y obligados a trabajar para el ejército francés, limpiando camiones, establos o realizando tareas de diversa índole. Allí permanecieron varios meses viviendo en unas condiciones miserables, pasando hambre y frío, hasta que fueron embarcados en un tren hacia España.
Algunos me contaban que al entrar por la frontera había grandes montones de dinero republicano y los soldados les animaban a cogerlo, entre risas, porque ya no tenía ningún valor. Cuando llegaron a sus respectivas ciudades se les llevó a orfanatos; en el caso de Santander, fueron entregados en La Gota de Leche. Al ir sus padres o familiares a recogerlos les obligaban a firmar un documento en el que culpaban al gobierno de la República como único responsable de la evacuación de los niños en contra de su voluntad. Mi abuela se negó a firmar dicho papel y eso le produjo algunos problemas, aunque finalmente logró reunir de nuevo a toda la familia. Los niños cuyos familiares habían desaparecido o se encontraban en prisión se quedaban a vivir en el orfanato.
 
Hace dos años Iñaki Ibisate (realizador asturiano), me propuso realizar un documental sobre mi investigación histórica, tuvimos la suerte de contar con muchos de sus protagonistas, gracias, entre otras, a la inestimable ayuda de José Cezón, periodista de El Comercio, gente encantadora que nos dio la oportunidad de conocer de primera mano experiencias muy diversas, recuerdos de una historia dura y cruel, pero todos coinciden en una cosa: el agradecimiento y cariño que, después de 70 años, aún sienten por el pueblo danés. Tras varias averiguaciones descubrímos que existía una filmación del año 1937, con imágenes de unos niños refugiados en suelo danés. Escribí a varias bibliotecas y videotecas hasta que la localicé en el Danish Film Institute de Copenhague, donde se ofrecieron a enviármela muy amablemente.
Cuando recibí la película no sabía muy bien qué era lo que me iba a encontrar. Fue uno de los momentos más emocionantes que he vivido en toda esta andadura cuando pude ver a mi madre, una preciosa niña de 8 añitos, con cara de asustada, esperando en una estación para subirse a un tren hacia un destino desconocido. En otras imágenes aparece asistiendo a clase con D. Jesús Revaque, haciendo gimnasia, juegos y distintas actividades.
 
El día 13 de Septiembre de 2008 conseguimos, Iñaki Ibisate y yo, reunir a muchos de estos niños de la guerra en torno al monumento llamado “Elogio del Horizonte”, erigido en Gijón, a pocos metros del puerto del Musel, de donde habían partido hacía tantos años. Fue una jornada inolvidable para mí, llena de emociones y cariño, produciéndose encuentros realmente conmovedores. Frases como “es mi segunda patria”, “cariño, todo el que quisieras”, “nos trataron como a reyes” o “me emociono cuando hablan de Dinamarca” fueron comunes en aquel encuentro y nos dan una idea del afecto con que estos “niños” recuerdan aquel país 70 años más tarde. El título que Iñaki Ibisate le puso a este documental es Elogio al Horizonte (Iñaki Ibisate, 2008), porque, como alguien dijo una vez, “La verdadera patria del ser humano quizá se encuentre en el horizonte”. Espero que nunca nos encontremos en una situación semejante, que nunca cerremos los ojos ante la realidad de personas que hoy están pasando por ella.

lunes, 14 de febrero de 2011


Diccionario Inteligente
13 Febrero 11 - Madrid - Ernesto Villar
Los expertos de la empresa Cóndor Georadar han confirmado ya la presencia de al menos cuatro enterramientos en el escenario de la batalla del Jarama, cuyo análisis pormenorizado puede aportar mucha luz sobre el destino de una parte de los 17.000 soldados que murieron en la demoledora (para unos y otros) batalla del Jarama.
Las máquinas comenzaron este lunes a rastrear todo el escenario de esta batalla, que se le libró en febrero de 1937, hace ahora 74 años, y que terminó en tablas después de que las tropas franquistas no consiguieran tomar la última vía de acceso a la capital que les quedaba por controlar.
Esta operación de memoria histórica, a cuyo desarrollo ha tenido acceso larazon.es, es la más importante que se emprende hasta la fecha en España por el volumen de cuerpos que se espera localizar, por los medios empleados (un radar terrestre, un globo para hacer fotografías infrarrojas y termográficas a cien metros de altura y un sónar de barrido lateral para mirar bajo el agua) y sobre todo porque busca muertos de los dos bandos, sin distinciones.
A la espera de procesar la ingente cantidad de información que se ha recogido en cinco días de trabajo (ocho gigas de datos captados por el georradar y 2.000 fotografías), la primera impresión sirve para confirmar las hipótesis de trabajo: a la sombra del cerro del Pingarrón, donde se libraron los combates más encarnizados, se han encontrado dos fosas del bando nacional, una de legionarios y otra de regulares marroquíes a las órdenes de Franco.
¿Cuántos cuerpos? “Creemos que puede haber unos 200”, explica el historiador Jesús González de Miguel, autor de “La Batalla del Jarama”, y que asiste con expectación al trabajo del radar. “Hasta que no analicemos toda la información captada por el georadar no podremos precisar, pero la fotografía infrarroja y termográfica ya ha detectado anomalías en el terreno, signo inequívoco de que ahí hay algo”, explica Luis Avial, responsable de Cóndor Georadar.
Además, se ha confirmado la presencia de otras dos fosas de brigadistas internacionales al servicio de la república en la conocida como “carretera hundida”.
En total, como ya informó La Razón el pasado domingo, se esperan localizar al menos siete cementerios improvisados de soldados. Dos de ellos son del bando franquista (el mencionado de los regulares y uno de legionarios) y otros cinco de republicanos, con una fuerte presencia de voluntarios extranjeros. Todos ellos fueron enterrados de cualquier manera, a la carrera y bajo la amenaza del fuego continuo, por unos compañeros que bastante tenían con no ser los siguientes en acompañarles.
De hecho, la batalla está salpicada de leyenda, como la de los voluntarios ingleses masacrados en la “colina del suicidio” o la de los 127 americanos de la Brigada Lincoln que cayeron en apenas 10 minutos, bajo el fuego de ametralladora, en la carnicería del Pingarrón, el último de los 21 días de combate.
Hasta dentro de al menos tres semanas, cuando se desmenuce toda la información almacenada por el georadar, no se podrá determinar con más detalle hasta qué punto se ha desentrañado la historia que aún queda por contar de la batalla del Jarama.

sábado, 8 de enero de 2011

Memorias de don Juan Gil Argelés: Exiliados Españoles de la Guerra Civil en Rep. Dominicana (Revisado 09-12-2010)


1.  Ramón Fernández F. 

Joven seminarista que abandonó los hábitos y peleó en el frente de la Guerra Civil, donde en el crudo invierno le afecto la movilidad, al parecer por problemas en la columna vertebral, llegando a Dajabón en camilla y  enyesado desde la cintura hasta el cuello, siendo atendido por otros exiliados y damas voluntarias del pueblo, entre ellas al parecer la llamada Juanita Fortuna, quien se casara posteriormente con Luis Tordesillas también exiliado.

Manos caritativas lo trajeron en esas condiciones a la capital y de ahí a San Pedro de Macorís al Hospital del Dr. Georges, donde mi madre le fue a visitar llevándome a mi que tenia unos 7 años (1940).- El Dr. Georges determinó que el Sr. Fernández  ya no tenia nada y posiblemente nunca lo tuvo ¿seria el intenso frio?, quitándole de inmediato el yeso. A partir de entonces  su única ilusión  era ir a Buenos Aires, Argentina, en donde vivía su hermano de quien hacia tiempo no sabia nada y le tenia muy preocupado.

Fernández vivió un tiempo en mi casa hasta que el JARE (Junta de Auxilio a los Refugiados Españoles) le facilitó o completó el dinero para el viaje (datos al respecto figuran en varias actas de las reuniones del JARE en el Internet).

Al llegar a Buenos Aires hizo contacto con mi tía paterna María de los Ángeles Gil J., también exiliada y llegada a esa ciudad luego de haber vivido algún tiempo en Santiago de Chile. Habiendo iniciado la búsqueda de su hermano, lo encontró con la agradable sorpresa de que era muy rico, sin embargo luego de un tiempo que desconozco, su hermano murió de repente. Posteriormente no hemos sabido de él, al parecer de acuerdo a mi tía, la muerte de su hermano lo afectó enormemente, llegando a la borde de la locura.

2. Luis Tordesillas

Mencionado en el párrafo anterior se casó con una nativa de Dajabón, de raza negra llamada Juanita Fortuna según creo recordar, tuvieron dos hijas y dos hijos (Paulina, Natividad, Luis y Miguelito) los cuales en su  mayoría viven actualmente en Nueva York.

Tordesillas al venir a la capital desde Dajabón fue empleado como encargado del huerto del Hospital o Clínica Internacional, que era una escuela americana de enfermería en la Av. México la cual fue cerrada por sus propietarios cuando Rafael Trujillo puso una escuela similar en la capital dominicana.  Posteriormente en ese edificio ha funcionado el Colegio Evangélico (Av. México, esquina Rosa Duarte).

Juanita tenía una fritura en los años 1949 en la calle María de Toledo Esq. Fco. Henríquez y Carvajal y se proveía de carne que vendía en el poblado de Los Minas, cuyo viaje  diario emprendía muy de madrugada y regresaba avanzada la tarde,  justo a tiempo para la preparación y venta de la noche.

Estoy familiarizado con esa familia pues vivíamos a una cuadra de su casa en la calle Azua (hoy Felipe Vicini Perdomo) Esq. Juan de Morfa, en donde ha estado desde la década del 1930 la Fabrica de Tacos y Productos de Goma de Celso Pérez, en donde mi padre Salvador Gil  trabajaba.


C_Exiliados_ Españoles


La Familia Tordesillas tomó como hija de crianza a la niña Miladys Quinta hija del emigrante español  José Quinta radicado al parecer en la Colonia de Pedro Sánchez ,se casó con una dominicana residente en el Este de la isla llamada Filomena Contreras,  estaba muy enfermo falleciendo en el 1947.

 Posteriormente cuando la situación económica de los Tordesillas empeoró, Miladys pasó al cuidado nuestro hasta que en  abril del 1948 nuestra casa se quemó retornando a casa de sus familiares en Samaná, y ahí es donde residen la mayoría de sus descendientes por vía de 3 hijos y 4 hijas.


3. Serafín Singla

Quien laboró por largos años (hasta 1962 o más) con la empresa textilera “M. González & Cia.,”  a mi entender en el departamento contable,  estaba casado y tenían una hija(Teresa?) que estudió medicina en la Universidad de Santo Domingo y se casara con otro médico, dominicano. Desconozco su paradero final.


4. El Sr. Calvo y su esposa Maruja ( sin hijos)

El laboraba en la Alfarería Dominicana de Vicente Munné y Cia. por largos años, la última vez supe de ellos fue en 1954-1955, y estaba haciendo gestiones para irse del país el haber sido expulsados al igual que todos los exiliados de La Guerra Civil por el Gobierno Dominicano en el año 1954 (expulsión que no tuvo efecto pero que sentó gran inseguridad entre los exiliados y muchos optaron por irse).


5.Eduardo Barba Gose.

Ingeniero  Químico ó Industrial, tuvo un puesto importante durante muchos años en la Secretaría Industria y Comercio de la R. D.,, vivió en el país al menos hasta 1955, la última vez que lo vi, era soltero, y ya maduro se casó con una española llamada  Lolita y tuvieron un hijo; de casados vivieron en La Avenida Bolívar casi Esq. Dr. Delgado (La actual casa del  partido político PRD). Durante su permanencia en el país mantuvo estrecho contacto con todos los exiliados y muchos de los que andaban por otros países de América.

En una ocasión según oí comentar a mis padres tuvo que viajar a USA por asuntos de Salud de sus padres y no teniendo ni queriendo tener pasaporte español, pues no quería uno franquista, recurrió a las Naciones Unidas y le expidieron la documentación necesaria para viajar a USA. Según decían el era un importante miembro del Gobierno Español en el exilio. Era Catalán de origen, hablaba catalán, y por su intermedio se recibían publicaciones que llegaban de México, una de ellas la revista EUZKADI escrita en Lengua Vasca que ninguno en mi casa entendíamos. Se retiró a Barcelona, España donde mi padre en una ocasión lo visitó.


6. Felix Barros,

Gallego, llegó soltero y se casó con una hija de un español, Sra. Teresa Tei (hoy en día  vive), trabajó arduamente formando la empresa Mercantil Antillana C por A, que está situada en la Av. Máximo Gómez frente al cementerio, la cual regenta a raíz de su muerte, su hijo mayor Félix Juan Barros Tei.


Tuvieron otros dos hijos Juan Antonio y Eduardo, que viven en Santo Domingo, y una hija María Teresa, casada con un súbdito inglés y que vive en el exterior. He mantenido una buena amistad con ellos por largos años.


7. Andrés García Lacalle

Excelente piloto de la Aviación Militar Española, héroe de guerra por sus hazañas bélicas en el aire contra los alemanes, llegó al país con su esposa (Paquita) la cual había sido amiga y compañera de trabajo durante la Guerra Civil de mi tía paterna, pues ambas y una tercera eran el trío de secretarias del Estado Mayor de Fuerza Aérea y viajaron por toda España según dicho Estado Mayor se movilizaba durante la guerra.

Uno de sus hijos Andrés, dominicano de nacimiento, es el famoso artista de cine Andrés García, fiel  imagen física y de carácter de su padre, a mi humilde entender.

García Lacalle trabajo a las órdenes de Resumil Aragunde hombre de confianza de Doña María Martínez de Trujillo en su empresa  Caribean Motors Co. que estaba situada en la Calle 30 de Marzo (antes José Dolores Alfonseca), frente a donde nace la Av. Francia.

En 1954 (primera mitad del año) fue deportado a Curazao según oí decir a mis padres durante un proceso en el cual todos los exiliados fuimos llamados a migración (edificio antiguo frente al Palacio Nacional, ya demolido para dar paso a las Oficinas Gubernamentales de la Av. México frente al Palacio Nacional) y uno por uno durante varios días todos fuimos expulsados, salvo mi caso por ser menor de edad, pues no tenia aun 21 años y mi padre, pues el encargado de expulsarnos le preguntó si tenia un hijo llamado Juan Gil estudiante de Ingeniería, y al contestar afirmativamente le dijo “olvídese de lo que le dije, puede usted quedarse pues su hijo tiene muy buenos amigos”. ( los cuales aún hoy después de 54 años no he descubierto, pero  imagino que por haber ganado una beca para estudiar Geofísica en Paris, hice muchas Gestiones con el Vicerrector, el Padre Luis Posadas (Jesuita) y a su través con la Embajada de Francia, esas relaciones pudieron haber sido de ayuda silente.


8. Asunción García L.

Hermana del Sr. Andrés García L, antes mencionado, soltera, se casó con el Sr. Paliza, propietario del Café Paliza quienes tuvieron varios hijos e hijas,  todos profesionales que andan por  el país, uno de ellos José Manuel está casado con la Sra. Elena Viyella de todos conocidos.  Luego de enviudar vivió varios años en la Ave. Sarasota al lado del actual Hotel Delta donde hoy opera  una librería.


9. Vicente Melero

Casado con Doña Lola, y sus 3 hijas vivieron en el país hasta 1971-72, fue gerente por largos años del departamento de maquinaria de la Ferretería Americana, anteriormente había ocupado un cargo similar según creo recordar en la Caribbean Motors Co. Se retiró a la Florida (USA), falleciendo ambos posteriormente en el exterior. Sus hijas viven en el extranjero. Junto con el Sr. Melero recuerdo vinieron dos hermanos mas con sus familias, algunos vivieron en nuestra calle algun tiempo(calle Azua casi esq. Barahona.

10. Pedro Quilez 

Exilado, quien se radicara en la Provincia de Samaná, siendo comprador de copra para una Empresa Jabonera del Este del país. Se casó con una hermosa nativa y estableció estrechos lazos de compadrazgo son propietarios  de cocoteros, situación que le garantizo el abastecimiento de copra a sus patrones. Durante el Gobierno de Juan Bosch (1963) fue Diputado al Congreso Nacional.

Mi padre le conoció durante un recorrido que realizó por la provincia de Samaná en procura de pacas de caucho virgen las cuales flotaban en el mar y provenían de barcos hundidos en la Segunda Guerra Mundial,  llegando a la costa donde los moradores la recogían.

11. Hermanos Escoffet.

Dos hermanos José María y Enrique, ya fallecidos, llegaron acompañados de sus esposas y dos hijas del último María Rosa y Monserrat. La primera casó con un  joven de apellido Marion Landais cuya descendencia debe de vivir en Santo Domingo, ambos esposos también han fallecido, y Monserrat casó con el propietario de INDUCA, Sr Brouwer, inmigrante europeo, posiblemente holandés, que por ser tan buen mozo se le apodó el “Bebé Holandés”, y posteriormente luego de divorciada sin haber tenido hijos, se casó en el extranjero en donde creo vive, no tengo conocimiento haya regresado al país,  pero si de que tuvo descendencia.
Los Escofet abrieron en la Arzobispo Meriño la librería el Instituto Americano del Libro y de la Prensa, que posteriormente se trasladó a la Arzobispo Nouel cerca del Parque Independencia y posteriormente a la prolongación Bolívar en donde al final cerró..

Sin lugar a dudas fue la librería de mayor prestigio, sin desmeritar a la Librería Dominicana de la Iglesia Evangélica de la calle Mercedes del Sr. Julio Póstigo.

En ella se daban cita los exiliados para ponerse al día de los acontecimientos y yo con mi corta edad para leer de gratis los muñequitos “Pif Paf”, la revista “Billiken” y otras  más todos los domingos.

 Cabe mencionar aquí, que en los anexos de la Iglesia Evangélica, los Cuaqueros distribuyeron ropa usada a los exiliados  en varias ocasiones, siendo nosotros favorecidos en más de una ocasión en el 1941. También recuerdo que en el patio trasero de la Iglesia los exiliados celebraron actos culturales, así como también en unos almacenes en el interior  de la manzana “Conde-Duarte-19 de Marzo”, entrando por lo que hoy es la Cafetera, y en el patio al lado del Panteón Nacional de la calle Las Damas o en sus cercanías?.

12. Felipe Guerra Peña.

              Persona a mi entender abogado?, por lo que oí en aquellos tiempos, casado con una amable  persona que trabajaba en el departamento de regalos de la Casa Cerame, hoy  Flomar, matrimonio sin hijos.  El trabajaba en la compañía exploradora de petróleos Seaboard, cuyas oficinas estaban en el edificio Copello de la calle de El Conde. Allá por el 1948 fue expulsado del país, emigrando ella a Venezuela y el a Méjico.(Mis padres le compraron un juego de habitación para mi) .Con el correr del tiempo se reunieron en Méjico donde él se especializó en Geografía y Geología petrolera,  regresando al país en 1950? para representar a Méjico en una Conferencia interamericana de Geología y Geodesia(O algo parecido) celebrada en terrenos de la Universidad de Santo Domingo, siendo posteriormente contratado por Rafael Trujillo para llevar a cabo un programa de exploraciones petroleras.

13. Ramos G.

Mecánico de oficio( posiblemente de aviación) y conocido desde el campo de concentración de mi padre, luego de algún tiempo monta un negocio de importación de herramientas mecánicas llamado  RAMCA , el cual existe aun en la calle 30 de Marzo a esquina 27 de Febrero de esta ciudad. Allá por los años 70 se casó con una emigrante catalana de apellido Puigbó Alegre.

14. Fernando y Manuel Aznar

Tenían un taller de ebanistería, y durante un tiempo trabajaron en uno de los locales en que la  Ferretería o Casa Baquero tenia almacenes en la calle El Conde esquina Espaillat, desconozco su permanencia en el país, el último rastro data del 1944 cuando fabricaron un juego de muebles de sala a mis padres los cuales aún conservo. Actualmente existe un solar techado cercano al cementerio de la Av. Máximo Gómez que lee Taller Ebanistería Aznar, aunque a lo que se dedican los que ahí laboran es a reparar autos.

15. Remigio Puebla.

Exiliado en Francia y vino al país al terminar la II Guerra Mundial, casado con una francesa de la casa en donde lo albergaron durante ese periodo.  Pasó largo tiempo en campos de concentración, hizo amistad con mi padre, pues al parecer habían estado en el mismo campo de concentración, del cual pudo escapar refugiándose en la casa antes mencionada..

Su esposa Gloria era francesa, era excelente modista y se abrió camino con esa actividad montando luego una mercería con su nombre en la calle Padre Billini  esquina Pina, finalmente los perdí de vista allá por el 1960.

16. Amos Sabrás Gurrea


Amós Sabrás Gurrea (1890-1976) fue un Catedrático de Matemáticas español.

Quien fuera Diputado llego al país exiliado, siendo Catedrático de la Universidad de Santo Domingo por largos periodos académicos, considerado uno de los mejores y más capacitados que hayan pasado por la Facultad de Ciencias Exactas de ese recinto académico. Tuve el honor de ser su discípulo en 1954 y 1955.

17. Generoso Aracil Mora

Se reunió con mi familia en Dajabón, amistad que perduró hasta su emigración a Venezuela donde se casó ya mayor y tuvo algunas hijas. Oí decir que era de sangre azul, conde-marqués, realmente vivió siempre con mucha estrechez, tanto aquí como en Venezuela donde le visité en 1967, allá por el 1972 había fallecido.
 En Ciudad Trujillo trabajo en la Ferretería Miguelón de los Hnos. Guerra (Lucas, Miguel y ¿?.,
En Caracas trabajo en una imprenta, según me contó en 1967 cuando le visité.

18. Avelino Calzada.

Compañero de carrera militar de mi padre, tan pronto supo estábamos en Dajabón, nos ofreció su casa, adonde llegó mi padre a fines de marzo 1940 y nosotros alrededor de Mayo 1940, pues recuerdo haber ido al Cine Paramount para mi cumpleaños del 1- junio 1940, el cual estada situado en el Parque San Carlos, y la entrada era de 10 centavos.
 Vivía con su esposa Vera y un hijo recién nacido llamado Cuquito, al  paso del tiempo, meses quizás emigró a Venezuela, y finalmente a Madrid. En un viaje a Venezuela mi padre le visitó allá por el 1949-1950 pero solo lo pudo ver una vez pues le dijo que siendo comunista a mi padre no le convenía lo vieran juntos pues volvía a la R. Dominicana, En Venezuela, específicamente Calzada trabajaba en la recauchadora de gomas Royal.

Avelino además de albergarnos en su casa ayudo a mi padre a buscar trabajo, lo primero fue una chiripa para hacer las instalaciones eléctricas y de agua de la Cafetería Paliza en el Conde
Esq. Palo Hincado. Más adelante le consiguió trabajo en la fábrica de productos de goma de Celso Pérez, en el cual permaneció hasta su salida del país en 1954, motivada  principalmente por el exceso de trabajo con horarios por más de 12 horas diarias, desgaste progresivo de su salud todo empeorado por la situación de inseguridad creada al recibir de las autoridades de migración la orden verbal de expulsión en mayo del 1954, aprovechando una oferta para trabajar en Haití.

19. Familia Sabater-Quintana.

Esta familia compuesta por Don Poncio Sabater Casellas?  Y Doña Amelia Quintana y sus hijos  Mercedes, Amelia y José, tengo entendido fueron de los últimos que llegaron al país.
  Ambos fueron maestros reconocidos del colegio Santa Teresita y otros de Ciudad Trujillo.
 Tuve el honor de tener a Don Poncio de Maestro de Gramática y Correspondencia, y a Dña. Amelia de Matemáticas mientras tomaba un curso de verano de taquígrafo-mecanógrafo en el Instituto Comercial García y García de la calle Arz. Nouel Esq. Sánchez, frente a la iglesia del Carmen.
 Con el hijo José tuvimos una estrecha amistad, primero en el colegio La Salle, luego en la Universidad, hasta que partió hacia Venezuela, en donde terminó la carrera de Ingeniería Civil.
Este matrimonio tuvo un cuarto hijo nacido en el país y llamado Leonardo.

20. Sr Rius

               Persona de la que tengo vagos recuerdos y que tenia alquilado el garaje de la casa en     que   vivíamos en el 1940 en la calle José D. Alfonseca, en el cual tenía instalado un ventorrillo en el cual vendía guineos, aguacates, casabe y otras menudencias, de las cuales también se alimentaba muy pobremente por cierto, pues tuvimos noticias de que había muerto de tuberculosis, realmente siempre lucia muy raquítico y desmejorado.
               Recuerdo que un día cortando una mano de guineos con un afilado cuchillo, se hizo un
               Corte profundo  en su mano izquierda, y como no tenia dinero para ir al médico, ni corto ni perezoso se lavó profusamente la herida con el jugo de un limón agrio, y se la vendo con un trapo limpio que le facilito mi madre. A los pocos días la herida quedó curada. 

21. Sr Flaquer  

Este Sr. Se alojó en 1940 en nuestra casa provisionalmente mientras tuvo un trabajo de sereno en una edificación que se estaba construyendo en nuestra calle, al lado de donde vivía en aquellos tiempos el padre Robles Toledano. Su recuerdo se gravó en mi memoria por el hecho de verlo tomar leche de vaca sin café endulzada con miel de abejas. Comía muy poco, era muy flaco, (seria a causa de poco apetito o de poco dinero).

22. Don Cándido Fernández

               Otra de las figuras que recuerdo compartían nuestra casa-pensión, mayor de edad, posiblemente de más de 60 años, hacía gimnasia todos los días en pijama al levantarse, vendía cosméticos a Domicilio por Gazcue, siempre hablaba de dos hijas que tenía.

23. Sr Eduardo Murga

Curioso personaje, al cual terminamos por llamar Mustafá, no recuerdo porqué, pero podría relacionarlo a una estafa que les hizo a mis padres, cuando se mezclaron en un negocio de fabricar azul para blanquear ropa, azul de bolita,  como se le llama en la Rep. Dominicana. El dió la formula : Azul de Prusia, Bicarbonato y Goma Arábiga, todo mezclado y comprimido en tabletas con un molde preparado por mi padre. Mezclaban los ingredientes mi madre y Ramón Fernández, los prensaba Ramón Fernández y yo con mis deditos envolvía las pastillas, y mi madre hacia los paquetes de una libra. La venta la hacia E. Murga.
 Con el problema de la guerra mundial, escasearon los ingredientes y Murga decidió ir a Santiago a buscarlos desapareciendo con el dinero. A partir de ahí el negocio fue mal y para vender la producción no teníamos vendedor y tuvimos que recurrir al combalache de Azul por Alimentos, a veces de forma forzada.
 A pesar de todo tengo un buen recuerdo de él, pues en la noche de Reyes del 1941, se disfrazó de Rey Mago y me puso mis regalos, viéndolo con los ojos cerrados, realmente me creí era un verdadero rey.
Él como medio de subsistencia fabricaba crema limpiadora de cosméticos a base de vaselina y otros potingues, que envasaba en frascos usados de brillantina Noche Azul y que vendía a domicilio a 5 centavos.
 Pocos días después de la estafa, mi madre se disponía a llevar el almuerzo en un cantinero a mi padre a la fabrica de tacos, cuando en la José D. Alfonseca frente a la calle Luis C. del Castillo, al lado del Cine Ramfis, se topo con el Sr. Murga saliendo de un comedor económico de chinos, y le faltó tiempo para arremeter contra él a cantinerazo limpio, hasta que intervino la policía y fue a dar al cuartel policial de la Braulio Álvarez con Barahona, a cargo en ese entonces de Ludovino Fernández, quien al saber donde trabajaba mi padre llamo al dueño Don Celso y le pidió fuera enseguida y se llevara esa furia de mujer que ya había averiado varios policías que la querían meter presa y no se dejaba.

24. Fernando Blasco

              La familia Blasco constaba de tres personas, padre, madre y una hija de mi edad         aproximadamente, fungía como cónsul de Colombia, y vivían cuando les conocí allá por el       1955 en la calle Presidente Ríos, hoy Leopoldo Navarro cerca de la Av. Bolívar.

               25. Otros nombres de exilados

Otros nombres que me son familiares, pero con quienes no tuvimos mucha relación eran:
Asensi;

Camacho, quien fue ilusionado a México por lo visto en las películas mejicanas y volvió pronto totalmente desilusionado;

Emilio Aparicio con su esposa Antonia Blanco M. y sus dos hijas Ana America y Carmen nacidas aquí, quienes organizaran las presentaciones de radio teatro en el país.

Lorenzo---- ¿? Que vivía en nuestra calle y estaba tuberculoso, atendido bien él y su esposa e hijo por los cuáqueros;

Sánchez Cano de edad madura que se casó con una dominicana;

Carmen Rull;

Masip;

Periañez contable en el ingenio Consuelo, su esposa Marina Ginesta y su hijo; la abuela Ginesta y otro hijo hermano de Marina;

Florenzan reconocido como bibliotecario;

Carrasco ó Carrasquero que era camarero en el Hollywood del Conde Esq. Hostos;

Gonzalez Gil con su esposa y dos hijas;

Luis Alaminos, niño de mi edad que íbamos juntos al colegio de La Salle en 1943-1944. ;

Sr Gastón, técnico de la Marina de Guerra que está enterrado en el cementerio de la Máximo Gómez, cuyo hijo Félix fue amigo mío y trabajo en la zapatería La Favorita de El Conde, habiéndose ido a Maracaibo Venezuela;

Familia Ferrerons con una hija (¿Pilar?)que pasaron unos días en mi casa en su partida a Venezuela en 1944-45?.;

Sánchez que con su padre tenia un colmado y posteriormente un almacén de provisiones en J D Alfonseca Esq. Braulio Álvarez a quien veíamos los domingos en el juego de fútbol en Guibia donde jugaban  el IBERIA de los franquistas y el DEPORTIVO ESPAÑOL de los republicanos y que acababa todos los domingos a golpes y con uno de los republicanos en el hospital Padre Billini.

 Los hermanos Aznar que eran ebanistas o al menos hacían muebles, e hicieron el juego de sala de mi casa en 1944 que aún conservo, y que hicieron los primeros muebles de madera contrachapada (plywood) a base de  curvarla poniéndola y manteniéndola por días en agua bien caliente, su taller estaba en el Conde Esq. Espaillat en los almacenes de materiales de construcción de la Ferretería Baquero.;

Familia Meléndez que vendía sacos de MACARIO, que eran usados en la importacion de harina de trigo y los pobres hacían su ropa con ellos luego de hervirlos y sacarles los letreros impresos, más adelante esos sacos eran buscados por los HIPPIES para usarlos sin sacarles esas marcas;

Bellosta estudiante de ingeniería que el día de terminar la carrera en 1953 al llegar a su pensión de la Padre Billini se cayó muerto, sus padres creo vivían en San Pedro de Macorís.;

Luis Arambilet L. que cursó los cinco años de ingeniería civil conmigo.;

Romojarro contable de la Dulcera de los Bolonoto que vivía en mi calle, y que posteriormente trajo de España a su esposa, dos hijas y un hijo que incursionó en el negocio de tiendas de calzado instalando una a medias con otro socio en el Conde llamada Calzados ROTEN;

 Ferrer quien siendo contable trabajo primero en la Odix (importadora de herramientas del Sr. Custals Teixidor) y luego en Ramca( también importadora de herramientas), no tuvo hijos pero adoptó una niña, vivió últimamente en al calle L. C. del Castillo

 Dr. Martínez Ubago, especialista en enfermedades tropicales que al parecer no revalido su titulo y le conocí como especialista en masajes terapéuticos cuando trato en 1946-7 a mi padre que había sufrido un serio accidente de trabajo que casi pierde el brazo derecho, y ya recuperado físicamente no tenia movilidad y el con fuertes masajes durante una semana se lo puso a funcionar casi bien, el resto de movilidad no era posible dado a la deformación que sufrió el brazo resultante del accidente, vivía en la Braulio Álvarez casi esquina Barahona en una casa tipo chalet suizo con su esposa y un hijo que anda aún por ahí y se dedicó a la pintura artística.

Dr Agustín Cortés, médico a cargo del consultorio de JARE, quien me atendió cuando descubrí que no veía casi del ojo derecho, consultando también con él en el  Hospital Marión, finalmente  me pusieron lentes que también fueron facilitados por el JARE, así como algunos medicamentos que nos sirvieron en la Farmacia Esmeralda de la calle Mercedes Esq. Palo Hincado, Recuerdo que en algunas ocasiones nos sirvieron medicinas en la Farmacia Raldiris de la calle El Conde, frente al consultorio del Dr. Cortés.

Hnos. Dorca C., dos hembras y un varón con su madre viuda, vivieron al parecer desde un principio en Cotuí, una de la hnas. se casó con un muchacho profesional de ese pueblo, la otra se casó con un hijo del pintor Gausachs, y el varón trabajó todo el tiempo con la empresa Munné en la cual acabó siendo uno de sus  directivos a mi entender, casándose en Sto. Domingo, donde terminó viviendo. 

Otras reuniones que recuerdo 


Primero existía un “centro de reuniones” de los exilados en la Isabel la Católica frente a la calle Luperón o Salome Ureña, en un segundo piso (donde en un tiempo posterior estuvo el partido Alianza Social Demócrata del Juan Isidro Jiménez G.) al cual fui en varias ocasiones con mis padres. Posteriormente se tenían las reuniones en el edificio  de una planta de la calle El Conde Esq. Arzobispo Meriño donde había un restaurante de chinos y en que más tarde se instaló la Papelería de Pol Hnos.

Los catalanes se reunieron varias veces en el restaurante del hotel Checoslovaquia de la calle Julio Verne casi Esq. Prolongación del callejón Imbert, pero finalmente desistieron ante las quejas de los policías secretos o chivatos de que no entendían lo que hablaban.

Expulsión exilados en Mayo 1954

Recuerdo que en ese mes fui citado a la Dirección de Migración y me atendió un tal Sr, Díaz, que me informó que el gobierno me consideraba una persona no grata y debía abandonar el país, a lo que yo le contesté que no había cumplido los 21 años para ser mayor de edad, y que por lo tanto me debía a la voluntad de mis padres, a lo que me contesto que me olvidara de ello. Ese mismo día me encontré que entre los que estaban esperando ser recibidos estaba el Sr José María Escoffet, que tenia una cara de tristes circunstancias que no he olvidado. Al día siguiente le tocó el turno a mi padre, asunto que he detallado en otra parte de mis memorias de exilado.

Muerte de Trujillo 1961

 El 31 de Mayo 1961 juntos con varios ing.  nacionales y extranjeros  visitamos el proyecto de presa de Jiguey que estábamos estudiando por orden del gobierno, y allá en el sitio de la proyectada presa denominado Palo de Caja, llegó nuestro pagador N. Andujar y con sumo misterio me dijo al oído “ Han Matado al Jefe”, a lo que le contesté, “ Tu siempre con tus vainas”, y no le hice mucho caso, más tarde al llegar a San José de Ocoa en el hotel restaurante que siempre tomábamos refrigerios nos confirmaron la noticia a lo que le dijimos al encargado  “ Sírvenos unas cervezas bien frías: ripostándonos que no era posible por lo peligroso de estar celebrando esa noticia, por lo que nos recluimos en mi habitación del hotel a tomarnos unas cervezas, hasta que llegó una persona a hablar con mi patrón, recomendándole se fueran para la capital antes de anochecer, proveyéndole al grupo una escolta militar especial, yo quedé en el hotel de Ocoa esa noche, que resultó ser terrible por las correrías de carros, toques de puertas violentos y gritos o quejidos que se escucharon. A mí nadie me molestó, pero avanzada la noche mi patrón me llamó para decirme que desistiera de mi viaje de trabajo ya programado a Valle Nuevo y Constanza y regresara a primera hora a la capital.
 Temprano arranqué para la capital y al llegar a mi casa en la calle Hnos. Deligne, me encontré a mi esposa e hijo en la calle pues se le cerró la puesta y no tenían llave, pues todos estaban ahí tratando de calmar a nuestra vecina Yolanda Garrido recién viuda de Juan de Dios Ventura Simó, que no hacía más que gritar “ Que bueno que mataron a ese asesino”. Por suerte no hubo consecuencias …..pues un vecino mejicano seudo torero se decía que era un calié.

Vivencias en San Cristóbal Junio 1959 (Invasión de Constanza)

  Al casarme a finales del 1958, y estar encargado de un Estudio de Defensa de márgenes del Río Nigua en San Cristóbal  me fui a vivir a esa población al regresar de nuestra Luna de Miel en enero del 1959, claro que no se me permitió fijar residencia en ella pues en época de Trujillo cambiar de residencia de una población a otra era prácticamente imposible.( Igual me pasó cuando quise fijar residencia en La Vega en 1958 al estar trabajando en Obras Públicas).
 Al llegar el mes de Junio y con el los acontecimientos de la invasión de Constanza, el movimiento de tropas militares en ese pueblo era impresionante, y desde la madrugada en la esquina del Hotel San Cristóbal se agolpaban las tropas y los camiones Catarey que las llevarían a perseguir a los invasores en las montañas de Constanza, recuerdo oír las groseras voces de mando y los gritos de los guardias que no querían ir a esas misiones por la fama que se había corrido de que los que iban no volvían.
 A los pocos días fui llamado por el administrador de la  Hacienda Fundación del Jefe para pedirme asesoría en la elección de un experto topógrafo que el Jefe necesitaba y que estaba trabajando con nosotros, le informe de los que trabajaban con nosotros en orden de experiencia y antigüedad en la empresa, pero no era ninguno de esos, resultando estar interesados en uno que utilizábamos eventualmente, requiriéndome su dirección, y al decirle que la desconocía me impetó agriamente que como era su patrón tenia la obligación por ley de conocerla, a lo que le respondí que yo era un empleado también y no patrón, y que de seguro en la capital tendrían esa dirección, respondiéndome que como el sabia que yo tenia llave de la oficina de la capital me enviaría con dos de sus personas de confianza a buscarla y así fue. Al partir logre que me permitieran ir en mi auto con mi esposa que estaba desesperada, y nos fuimos seguidos por ellos, en la capital se buscó el listado de direcciones  hasta que lo encontraron pues en todo momento indique que realmente yo no sabia donde estaba, claro que sólo trataba de ganar tiempo.  Resultado esa persona desapareció esa noche.
Y cuando un subalterno mío, conocido de dicho administrador trató de investigar, le contestó agriamente “No te metas en eso”.

Vivencias de la Revolución de Abril 1965

Al comenzar la Revolución de Abril, viviendo en la esquina Bolívar-Julio Verne, y con dos niños de uno y seis años, que se asomaban al balcón viendo los camiones que se reunían en esa esquina para llevarlos al campamento del KM 28 de la Duarte donde los abastecían de armamento, y ver parar los aviones por encima de mi casa bombardeando el palacio nacional, decidí a media mañana del día 25 de abril recogerme con mi familia en el poblado de Baitoa (Santiago) en casa de mis suegros.

Los días pasaban tranquilos, pero de repente un sábado, el primero del mes de Junio, mientras dormía la siesta en la casa de mis suegros que en esos días no usaban por estar atendiendo un negocio de un hermano en otro lugar del pueblo, vino un familiar a avisarme que había llegado al pueblo un camión lleno de guardias a buscarme, llevándome  de inmediato sin yo quererlo a un escondite. (Parece que  el ser rojo de la guerra civil española aún me perseguía), esa tarde me cambiaron a diferentes escondites terminando escondido dentro de una paca de tabaco en uno de los secaderos que abundaban en esa zona tabacalera, bien entrada la noche, salí a pie algunos kilómetros hasta donde un jeep de una persona amiga me llevó con un primo de mi esposa hasta Río Verde (La Vega), al amanecer con otro primo me dirigí a la Capital. Al segundo día apareció en mi casa de la capital mi esposa que había pasado las de Caín, pues al no encontrarme, fueron a por ella, teniendo que caminar varios kilómetros hasta la carretera de Santiago-La Vega por Puñal, y de ahí acompañada por una familiar hasta la capital. En el ínterin al no encontrar tampoco a mi esposa querían llevarse de rehén uno de mis hijos de 6 años, oponiéndose pistola en mano mi suegro que creo era alcalde pedáneo’
   Afortunadamente todo terminó bien,



Otras experiencias

 Al termino del sexto curso de primaria, me quedaron materias pendientes a examinar en septiembre, mi madre se las estudió y me las preparó al mismo tiempo que en las tardes de 3 a 4 iba al colegio de monjas a repasar las materias también. Pero viviendo solo y sin amigos aproveché para decirles a mis padres que el repaso era de 2 a 4, teniendo una hora para jugar, todo fue bien hasta que comencé  a quedarme después de las 4 en los Salesianos a jugar y llegar más tarde a mi casa. Pero a mi madre le disgustaba eso y amenazó con botarme de la casa, haciéndolo finalmente un día en que me entretuve con los hermanos Caamaño, no fui a la clase de repaso para colmo.
 Al botarme de la casa simbólicamente me dio media telera (barra de pan) de 5 cheles para la cena, me la metí al bolsillo y me fui al Club Antillas frente a la casa de vapor en la Dr. Delgado, pues había oído decir que los jugadores de tennis daban propinas a los recogedores de pelotas, estuve hasta pasadas las diez de la noche cuando comencé a sentir soledad y me acerqué a mi casa  comprando un pedazo de queso blanco y una Pepsicola en el colmado de los Cuñaos de la calle Barahona con Azua, que me puse a comer en un solar vacío de esa misma esquina.
Al rato oí a mi madre llamándome y a ella acudí enseguida que me acogió amorosa y nos fuimos a casa, pero en el camino nos encontramos con mi padre que también me estaba buscando desesperado, y habiéndose encontrado con mis compañeras de colegio las hermanas Aranda y preguntarles por mi, ellas inquirieron que qué me había pasado que no había ido esa tarde al colegio. Resultado TREMENDA PALIZA, y se me quitaron las ganas de brillar (faltar a la escuela)…

A principios del 1945 mis padre fueron de vacaciones a Jarabacoa y me llevaron, creo fue en febrero, allá estábamos en la casa del dueño de la fábrica en que trabajaba mi padre y en las tardes bajábamos al pueblo a comprar algo y el periódico La Nación, cuando una tarde noté un secreteo y misterio en todo el pueblo sobre unos pasquines, que yo con mis once años interpreté como paquitos, o sea libros de historietas de niños, y le dije papá consígueme unos cuantos para leerlos,  pasaron los años y ya terminada la Era de Trujillo mi padre me aclaró que los pasquines esos eran unos letreros pegados en las paredes del pueblo hablando mal de Trujillo, puestos ahí para culpar de ellos a un Sr Mirabal dueño de la principal farmacia del pueblo.

Entre los niños de mi barrio había uno algo mayor que yo que  cuando yo tenia unos12-13 años el otro había ya  cumplido los 16, y siendo hijo de la calle de Ludovino Fernández, le dieron placa de policía y revólver, por lo que los compañeros de juego del barrio comenzamos a llamarle POLICIA PATA PODRIA RECOGE LOS HUESOS DE LA COMÍA.  El muchacho fue a dar la queja a mi padre de un modo insultante y mi padre desconociendo los antecedentes le creyó y me dio tremenda paliza, luego escuchó mis explicaciones y más indignado aún fue donde él a exigirle que no se metiera conmigo, pues a la próxima como ya era un hombre se las entendería con él como hombre, a lo que le dijo “refugiado de M… váyase al carajo”, soy hijo de Ludovino y lo mando a expulsar…. Mi padre fue entonces  adonde Ludovino que era jefe del cuartel policial de la calle Braulio Álvarez Esq. Barahona y le contó lo ocurrido; al muchacho lo mandaron a trancar (preso) por varios días y nunca más me molesto en los próximos nueve años que vivimos en el mismo barrio.

A mediados del 1947? Llegó al país en su primera visita el buque escuela de la armada española Sebastian de Elcano, del cual unos 23 guardiamarinas o cadetes desertaron asilándose en diversas casas de exilados españoles, en la mía acogimos a José Regla Casals, quien luego de regularizar sus papeles trato de abrirse camino primero montando un taller de mecánica en la calle Cachimán, cerca de las iglesia Don Bosco.
 Mas adelante se fue a Venezuela, dejando una novia de la que solo sabia era sobrina del general Fiallo y vivía cerca de la Puerta de la Misericordia. Como no había buenas relaciones diplomáticas entre Venezuela y la RD, ellos se comunicaban indirectamente por telegramas siendo la destinataria mi madre, por lo que esa joven venía a menudo a mi casa.  Ese  amigo  luego en varias ocasiones me mando a decir con Picho Fiallo antiguo condiscípulo mío del colegio De la Salle,  que me fuera a Venezuela que en su casa no me faltaría de nada, pero siempre preferí quedarme aquí. Luego en 1967 fui a Caracas y lo visite en su casa, y su esposa muy atenta nos atendió hasta un momento en que me pregunto si había oído hablar de ese famoso modisto dominicano Oscar de la Renta, a lo que le dije ah si el MAR….ese, y me contestó es mi hermano?????? El marido, mi amigo me dijo, no te preocupes que ella sabe que lo es, pero vámonos al Casal Catalá a comer una MUNGUETAS CON BUTIFARRA, salvando la situación.  que chasco por imprudente!!!….

Allá por el 1946 durante el fervor de la falsa apertura democrática, un seudo sindicalista al que llamaban Bollo me encontró en la calle Bartolomé Colón una tarde cuando mi madre me había enviado a comprar algo para la cena, y agarrándome por el cuello y con un cuchillo en la mano me amenazó diciendo , CON ESTE CUCHILLO VOY A MATAR AL DESGRACIADO DE TU PADRE... pues soy policía secreto, imagínense el susto a un niño  de 13 años, corrí desesperado a mi casa a decírselo a mi padre, quien se dirigió a una  casa de nuestra calle donde vivía  un discreto señor que se decía era del servicio secreto, y cuando mi padre quiso identificarse, le dijo yo sé muy bien que clase de persona es Ud., cuando mi padre le contó lo sucedido, dijo ajá  con que es de la secreta, que gran secreto…. Ese señor Bollo no volvió nunca más a su trabajo y no supimos que pasó de ahí en adelante.

Cuando estudiaba mecanografía en la academia García y García, se comentaba lo de la invasión de Cayo Confites, y un día comenté que había oído algo de un barco que venia con gente, y en ese instituto el novio de la hija de la dueña se decía  que era policía secreta, y en seguida se interesó por saber quien me lo había dicho, la suerte fue que recordé en ese momento que mi padre me había dicho de no comentarlo con nadie, y respondí al seudo policía que en la calle mientras venia a la academia. Tremendo susto pase…

No se me olvidará nunca  un día del 1945 a mediados de año, creo ya de vacaciones iba por la calle a hacer un mandado cuando comenzaron a sonar sin descanso las sirenas del periódico La Nación, y creo que era la de los bomberos, la gente estaba tirada a la calle llena de alegría, yo con 12 años no comenzaba a entender pero LA II GUERRA MUNDIAL HABIA TERMINADO, aun hoy al escribir estas líneas se me aguan los ojos, seré sentimental, o es que aun me hago eco de la alegría mundial de ese momento…?

Algunos exiliados o descendientes que viven el el país. (contemporáneos míos)

Juan Dorca Codinach., con esposa, hijas y nietos.

Hermanos Gaussachs (2), uno casado con una hermana de Juan Dorca

Hijos del Dr Rodríguez López de Haro, los Srs Antonio y José Luis Rodríguez Villacañas.

Ing. Luis Arambilet Larrazabal

Hijo del Dr. Martínez Ubagoaro, los SrsHaroHHH


Ricardo Domingo Buchaca, de la Aviación Militar Republicana.

C_Exiliados_ Españoles